martes, 5 de octubre de 2004

O mandan los coches o manda la Historia. Y es más rentable la Historia: se oxida menos.


Un puente moruno

ROMAN PIÑA VALLS

http://www.elmundo-eldia.com/2004/10/02/opinion/1096668000.html

El otro día vi en una televisión local a Pere Muñoz. El político que pudo ser alcalde por el PSM está al quite de cualquier desmán a cargo del ayuntamiento pepero. Pere Muñoz, que fue Director General de Cultura con el Pacte, demuestra tener una sensibilidad envidiable por el patrimonio cultural palmesano. En la entrevista televisada denunció las excavaciones arqueológicas de la calle Antonio Maura, que han sacado a la luz restos arquitectónicos milenarios, y en concreto un puente de la Palma mora. Según Muñoz nuestro patrimonio moro es muy escaso y por una vez que encontramos tres piedras juntas de ese pasado arrasado, hay que parar los motores y empezar a diseñar el escaparate. Será porque lleva ya bastante tiempo en política y domina el oficio, o será porque cree en lo que dice, pero los argumentos de Pere Muñoz sonaban irreprochables. «¿Qué tendría que haberse encontrado en la excavación arqueológica para preservar las tripas de la calle Antonio Maura? ¿Una segunda Seu?» Las extracciones en la dichosa calle han traído cola, y también el socialista Roig, con asistencia técnica de ARCA, ha aireado una foto de una taladradora haciendo picadillo sillares antiguos. Dice Roig que se ha demolido parte de un puente renacentista. No sé si la página 16 de ayer en este diario era de arte o de sucesos. Pero juntar en el mismo espacio la cantera de Establiments y la calle Antoni Maura parecía, más que una broma, un montaje fino y perverso. El presidente de la Sociedad Municipal de Aparcamientos, Alvaro Gijón, le dijo a Roig que «usted no tiene ni idea», y que los arqueólogos respaldan el proyecto del parking.

El asunto está de lo más deshecho. Los informes al final son papel mojado. Los informes técnicos suelen acabar explicando lo que ordena quien los encarga. El problema de Antonio Maura es que se ha triturado el suelo porque se quería enterrar un aparcamiento. Antes de las excavadoras no teníamos puente moro ni renacentista. Antes los había y no lo sabíamos. Después no los habrá pero sabremos que los hubo. Estamos empatados, pero además hemos ganado aparcamientos. Lo que tiene que hacer un presidente de una sociedad de aparcamientos es aplanar el suelo para dejar dormir los coches a cuatro patas. Ya le gustaría a Gijón enterrar aparcamientos en la carretera vieja de Buñola, pero es que allí no hay tiendas ni consumidores.

Sin embargo no deja de ser terrible ese picadillo que hacemos con nuestro pasado. Si las piedras desenterradas tienen la suficiente belleza, si son bastantes, hay que enviar el parking a paseo, hay que jubilar las farolas rococó y las galeras, y abrir al cielo toda la calle, conseguir nuestro foro romano a los pies de La Almudaina. O mandan los coches o manda la Historia. Y es más rentable la Historia: se oxida menos.

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