¿No os habéis preguntado nunca por qué algunos tiempos verbales son tan diferentes en Latín de cómo son en las lenguas románicas?.
Por ejemplo el pretérito perifrástico (haber + infinitivo) es:
castellano -- he, has, ha, hemos .... amado
francés -- je ai, tu as, il a, nous avons ... aimée
italiano -- ho, hai, ha, abbiamo ... amato
gallego -- amei, amache, amou, amamos
portugués -- amei, amou, amou, amamos
Esto contrasta con el latín [amavi, amaviste, amavit, amavimus ...], ¿verdad?
(Ni en gallego ni en portugués existe este tiempo tan "nuevo" ya que se originan de la misma lengua, el galaico-portugués medieval, que nunca lo tuvo. Otro rasgo de arcaísmo periférico :-) En su lugar se usa el imperfecto -amaba, etc..- y el indefinido -amei, amaste, amou, etc-)
O que decir del futuro (infinitvo + é, ás, á, ....):
castellano -- amaré, amarás, amará, ...
francés -- j'aimarai, tu aimeras, il aimera, ...
italiano -- amerò, amerai, amerà, ...
gallego -- amarei, amarás, amará, amaremos, amaredes, amarán.
portugués -- amarei, amará, amarão,...
Esto también contrasta con el latín [amabo, amabis, amabit, ...], ¿verdad?
Os proponemos una idea de como ocurrió (luego examinamos los datos disponibles):
1.- Por el siglo IV los cambios fonéticos hacían potencialmente confundibles las formas latinas de pasado [amavis, amavit] con las de futuro [amabis, amabit]... ¡Esto era un problemilla a la hora de expresarse, claro!
2.- A partir de ese momento pudieron surgir formas perifrásticas con el verbo haber con sentidos parecidos, pero que eliminaban la ambigüedad.
3.- Hacia el s. V d.C. (¡Antes de la caída de Roma!) la forma de pasado debió quedar substituida por formas perifrásticas [haber + infinito]. Hacia el s. VI d.C. existen ya datos de que el futuro era [infinitivo + haber].
Como vamos a mostrar, no es que en el s.V estuvieran demasiado ocupados con los godos ;-) como para estudiar bien el latín y por eso el Latín se transformó de golpe. No, ni mucho menos.
Vayamos primero a por el pasado. Históricamente la forma perifrástica procede de una perífrasis antigua que originalmente no tenía el valor de pretérito, y que encontramos, por ejemplo, en Cicerón:
(ejemplo 1) sin autem ... nondum eum satis habes cognitum ...
'pero si no ... lo tienes conocido todavía suficientemente ...'
Esta forma podríamos haberla traducido también como ' pero sino ... lo has conocido ...'
Vemos que esta perífrasis no está exenta de cierta ambigüedad. Esta ambigüedad parcial en ciertos contextos fue la que permitió que la perífrasis adquiriese el valor de pretérito.
Unos siglos más tarde encontramos una mayor ambigüedad (ejemplo 2a) e incluso un uso esporádico de la forma con valor inequívoco de pretérito (ejemplo 2b).
Así en la Historia Francorum de Gregorio de Tours (Turonum) (s. V d.C.) leemos:
(2a) Scis enim quod fodus inter nos initum habemus.
'Sabes, pues, que hemos/tenemos concluido un pacto entre nosotros.'
(2b) Ecce episcopum ... invitatum habes, et vix nobis supersunt quattuor vini amphoræ.
'Mira por dónde has invitado al obispo, cuando apenas nos sobran cuatro ánforas ...
En tiempos de Gregorio de Tours el valor de la forma, ya de pretérito, ya de 'tener + participio', parece bastante libre. ¡¡Por lo tanto cabe suponer que la forma verbal moderna ya estaba extendida en la lengua hablada!!!
Seguramente Gregorio de Tours, que por lo que sabemos no se interesó especialmente en la lingüística, no fue nunca del consciente de que gracias a él y a su obra podemos datar la fecha más o menos definitiva de cuándo puede darse por casi completado el cambio de conjugación de pretérito sintético a perifrástico en latín.
Sé que hasta aquí mi historia parece caprichosa ¿Por qué narices un tiempo verbal que había funcionado tan bien como [amavi] 'he amado' tenía que desaparecer así, de repente, convirtiéndose en una cosa más larga como [habeo amatum] 'he amado' [o 'ya lo tengo amado'].
El caso es que si miramos la segunda y tercera personas [amavis, amavit] 'has amado, ha amado' vemos que tenía cierto riesgo de ser confundido con [amabis, amabit] 'amarás, amará' debido a cambios fonéticos.
Así que una forma fonéticamente diferente venía de perlas para eliminar la ambigüedad. Como esto sucedió muy poco a poco no es raro también hubiera una tendencia a substituir este futuro latino por lo que tenemos en las lenguas románicas.
De hecho, una anécdota ocurrida durante el reinado del emperador Justiniano ilustra esto.
Se dice que el rey sasánida había proclamado sobre la ciudad de Darás [non dabo] 'no la daré' (usando una forma perfectamente clásica, típica de alguien que ha estudiado latín de libros).
A lo que el emperador Justiniano, haciéndose eco de la forma vulgar de futuro, contestó [dar has] (dare habes 'tienes que dar[la]'). Que es un juego de palabras con el nombre de la ciudad de Darás.
¿Interesante, verdad? ¿Quién iba a pensar que el tratar inconscientemente de evitar una ambigüedad pudiera dar tanto de si? Bueno, hay otras ambigüedades que dieron mucho de sí en las lenguas románicas y produjeron cambios profundos. Pero eso quede para más adelante.
Por Cl. Salix Davianus
Con la colaboración de Galaicus y Antonius
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