Cuando uno toma usualmente una gramática latina lee cosas como "el orden de las palabras en latín es casi libre" debido a que tiene una flexión nominal que hace que necesite el orden sintáctico para marcar los casos.
Bien eso está muy bien para un gramatiquita didáctica y sonaría muy impresionante, si no fuera porque seguramente es mentira que los hablantes de latín usaran libremente cualquier orden de palabra gramaticalmente posible. Normalmente las lenguas con una flexión nominal bien desarrolladas son llamadas de "orden libre", pero esto podría ser más un mito que una realidad.
Empecemos con un ejemplito sencillo tomado del inglés donde solo existe un único orden posible (sin que cambie el significado de la frase o resulte algo agramatical):
(1a) Anthony loves Julia
(1b) *Anthony Julia loves
(1c) *loves Anthony Julia
(1d) Julia loves Anthony [significa otra cosa que (1a)]
Sin embargo en Latín todas estas combinaciones son posibles y gramaticales:
(2a) Antonius amat Juliam
(2b) Antonius Juliam amat [orden no marcado]
(2c) amat Antonius Juliam
(2d) Juliam amat Antonius
Significa esto que cualquier hablante de Latín usaría libremente las alternativas (2a)-(2d)? No lo creo. Cuando observamos las lenguas que tienen una flexión nominal fuerte, vemos que aún en el caso de que todas las alternativas del tipo (2a)-(2d) sean posibles, estas alternativas están determinadas contextualmente.
Por ejemplo podemos ver qué pasa en el Ruso. El ruso todavía retiene el viejo sistema de flexión nominal heredado de indoeuropeo, que conforma un sistema de casos similar al del Latín. En Ruso la oración "mi gato muerde a tu perro" puede ser:
(3a) Mojá kóshka ukusíla tvojú sobáku
(3b) Tvojú sobáku ukusíla mojá kóshka
La oración "tu perro muerde a mi gato" llevaría las marcas de caso justamente al revés:
(3c) Tvojá sobáka ukusíla mojú kóshku
Pero volvamos a los dos frases (3a) y (3b) ambas con el mismo significado.
Ciertamente en Ruso no se usan en los mismos contextos, para nada. La primera de ellas (3a) es la respuesta natural a la pregunta "¿Qué pasó?" mientras que la segunda es la respuesta normal a la pregunta "¿Qué le pasó a mi perro?".
Podemos ver que aquí hay una cuestión relacionada con lo que los lingüistas llaman el foco (nueva información) y el tópico (antigua información, tema del que se hablaba). En ruso el tópico debe ir lo más al principio de la oración mientras que el foco se coloca lo más al final posible.
Así tenemos que en las oraciones (3a) y (3b) el foco y el tópico son diferentes y eso es lo que regula diferente orden sintáctico.
Eso nos lleva una conclusión interesante, y es que las lenguas tratan de maximizar sus recursos. La transmisión de información en ruso puede ser algo más clara (redundante), porque además de la información sobre quien es el agente y el paciente se está marcando cual es el tópico y cual el foco, con lo cual puede ser más sencillo seguir una conversación.
En el Inglés, que tiene una morfología más modesta (y por tanto más fácil de aprender), el orden se usa para marcar el caso gramatical y no hay sitio para más. Pero en el Ruso, que tiene la posibilidad de emplear diferentes ordenes sintácticos, se aprovechan esas alternativas (que de todas maneras existen y hay que usar, ya que el caso es obligatorio) para añadir claridad a la información transmitida.
Volviendo pues al latín es posible imaginar que seguramente había restricciones de este tipo en las conversaciones, y de hecho el orden sintáctico en la práctica no era completamente libre y caprichoso. Sería interesante comprobar este extremo sobre los textos latinos y ver si efectivamente es así (preferentemente habría que estudiar diálogos contenidos en obras de teatro y fuentes así y esperar que estas reflejaran el uso corriente).
Para ir quizás un poco más allá, es posible aventurar que sobre la influencia de las lenguas foráneas, o mejor dicho de la asimilación del latín por los ciudadanos de origen no latino podría ser un factor que modificara dichas estructura de la lengua
Claudius Salix Davianus
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