miércoles, 3 de diciembre de 2003

Orígenes de los Servicios Secretos y los Espías

Servicios secretos, organizaciones de inteligencia, espías... Son términos que relacionamos intuitivamente con la guerra fría, o como mucho con el s.XIX. Pero en realidad estas cosas las tenemos desde hace mucho más tiempo.

Los romanos, por ejemplo, tenían sus propios sistemas de inteligencia. Aunque, por supuesto, los espías antiguos no responden al tópico popular de James Bond o de John le Carré. Sus tareas eran más prosaicas.

La importancia de la información no era tan patente en la Antigüedad como ahora pero no se dejaba de lado. Espiar y confundir al enemigo era considerado moralmente reprobable pero muy recomendable y práctico. Por lo que los romanos, prácticos hasta la médula, usaron de métodos que podemos llamar de "inteligencia" desde épocas muy tempranas.

Es curioso que no tuvieran una sola palabra genérica para nombrar a un espía. En un principio se usaban los términos militares de explorator y speculator, pues explorar el terreno y observar al enemigo eran las principales misiones de los espías en el ejército republicano. Luego, cuando se enviaban espías en las embajadas, se le encubrió bajo el nombre de emissarius. En el alto imperio predominó el nombre de speculator junto al de vestigator o también el simple de agens- agentis, que sería al final el más común.

Espionaje militar

Por Livio sabemos que los romanos estaban muy bien informados de las decisiones que tomaban los Samnitas y Etruscos en el siglo IV a.C. En una guerra contra los etruscos, Quinto Fabio Máximo envió a su hermano disfrazado de paisano a los umbros para ganarlos (más bien comprarlos) a la causa romana. Este hermano debía ser habilidoso de cuidado, pues tuvo suerte en una misión de la que otros "no habían vuelto".

En las Guerras Púnicas son bastantes los espías de ambos bandos que nos mencionan los textos de la época, aunque normalmente hacían funciones de explorador militar. Sin embargo, Aníbal creó una red de espías más modernos, algunos instalados en la misma Roma. Éstos le proporcionaban información valiosa sobre asuntos políticos y decisiones estratégicas romanas mediante correos cifrados. Se cuenta que tenían un código gestual para reconocerse entre sí, lo que implica una cuidadosa organización. Los romanos consiguieron atrapar a uno y le cortaron las manos como aviso a gesticulantes.

Aníbal fue bastante exigente con sus espías: Una vez mandó crucificar a uno que le obligó a dar un gran rodeo por confundir Casinum con Casilinum. Escipión, que imitó a Aníbal en muchas cosas, también creó su red de espías, que era más informal y se limitaba a casos concretos. Estaba formada por centuriones veteranos y tribunos que solían ir en calidad de esclavos de emisarios a campamentos rivales o ciudades asediadas.

Por ejemplo, una vez envió un centurión "esclavo" con Gaius Laelius -un emisario de paz- al campamento del rey númida Syphax. El "esclavo" se paseó por todo el campamento de Syphax, calculando hombres y material, guardias de las entradas, disposición, etc... Pero fue algo indiscreto, pues los númidas sospecharon. Para encubrirlo mejor, Laelius tuvo que castigar públicamente con varazos al centurión para que creyeran que era un simple esclavo. No sabemos cómo se lo tomó el centurión a la vuelta, pero su información sirvió para que Escipión realizase un ataque nocturno al campamento con total éxito.

Los romanos seguirían usando el método de centuriones “tapados” en sus embajadas a los reinos helenísticos durante el siglo de II a.C. Pero estas misiones sólo eran puntuales y limitadas, ya que el senado romano no creó una organización que las respaldara, ni siquiera un cuerpo diplomático.

Pero los reinos helenísticos usaban espías desde siempre y asumían que los romanos hacían lo mismo. Por eso los romanos pecaron de ingenuos varias veces, cayendo en la desinformación y el engaño de los que eran maestros los reyes de oriente. Por ejemplo, los enviados que enviaron a espiar a Antíoco informaron que era un pacífico amigo de Roma, un verdadero admirador de la ciudad del Tíber, aliado de fiar, respetuoso, etc... Poco después, el pacífico y fiel Antíoco invadiría Grecia por sorpresa declarando la guerra a Roma.

Mitrídates del Ponto pasó de ser tan sutil y no quiso perder tiempo en interrogatorios. Así que se limitó a mandar ejecutar a todos los romanos de Asia Menor, pues sabía que los romanos también usaban comerciantes como espías.

Espionaje interno: La República

Pero las verdaderas redes de espionaje romanas al final de la república eran privadas y de carácter interno. Las grandes figuras del Senado tenían sus propias redes formadas por clientes fisgones y libertos, que podían extenderse al extranjero. Cicerón vigiló estrechamente a Catilina mediante su red de espías, pero también estaba bien informado de la situación en las provincias. Sin embargo, se quejaba en sus cartas que sus epigramas eran leídos antes por
César que por sus amigos, y que César conocía tan bien su letra que podía distinguirla de otras. Las infraestructuras militares a disposición de César le permitieron crear una verdadera organización de espías, correos secretos y agentes repartidos por todo el imperio y la capital.

Ellos descubrieron la conspiración de Bruto y Casio. Pero, como diría un espía moderno, César "no supo sacar partido a la información suministrada".

Esta organización la heredó Augusto y fue la base del sistema imperial, que fue siempre un sistema más centrado en el espionaje interno que en el externo.

Otras organizaciones

Aparte de eso, era frecuente que los censores utilizaran a agentes especiales para comprobar y verificar las afirmaciones que los ciudadanos hacían en el censo. Serían funcionarios pertenecientes a su oficina a los que se les encargaba esa tarea. Como delegados del officio censorialis, tendrían mucho poder para realizar su trabajo.

Aparte de los censores, los praetores no tenían, que se sepa, un cuerpo especializado de "detectives" como ayuda en la investigación de casos criminales. Aunque sabemos que se hacían investigaciones en casos de asesinatos importantes, como el del praetor urbis en tiempos de Nerón. Las hacía la oficina del praetor, seguramente sus scribas, ayudados en Roma por las cohortes urbanas.

Así pues, eran los scribae del praetor habrían sido los criminólogos de la época. De haber existido la criminología, claro. Por entonces sólo se interrogaba a los sospechosos al estilo de la inquisición hasta que cantaran como pajaritos

Alto Imperio: Peregrini y Frumentarii

Porque en el imperio sí que habrá un claro sistema de inteligencia interior. En el Celio, cerca de la actual Piazza della Navicella, se construyó un cuartel y oficinas. Era la sede de dos cuerpos con funciones parecidas: Los peregrini y los frumentarii. ¡Los paralelismos con otros casos de dos organizaciones de inteligencia paralelas (como la CIA y el FBI) no van desencaminados!

Al mando de los de peregrini había centuriones, comandados por un princeps y su subprinceps, que obedecían al prefecto del pretorio. Los peregrini eran como una policía secreta de la que apenas tenemos información excepto cual era su cuartel y su organización interna. Son un verdadero misterio, no sé cuántos eran. Al menos yo no he encontrado más datos.

Tenían el nombre de peregrini porque durante la república habían sido los asistentes del praetor peregrini, encargado de los litigios de los extranjeros o no romanos en la ciudad. En el imperio el cargo de praetor peregrini desapareció y se convirtió en princeps peregrini. Este cambio de nombre indica que ya no se encargaba de litigios y derechos (praetor) sino que era un funcionario civil de otra clase no especificada muy claramente (princeps). Estaba dedicado al control de los extranjeros pero también de los romanos (yo creo que realmente había más esto último). Sus asistentes siguieron llamándose peregrini.

El otro cuerpo eran los frumentarii, mucho más conocidos. Dependían también del princeps de los peregrini pero sus misiones eran más cercanas al espionaje moderno. Aunque también eran usados como correo imperial, recolectores de impuestos y policía. Estos frumentarii eran de origen militar. Su nombre deriva de los soldados que buscaban forraje para el ejército (frumentum), pues eran los que más contacto y conocimiento tenían del territorio.

Los frumentarii se organizan como espías en el siglo I d.C. y parece ser que su número era pequeño, al menos en relación a los peregrini, pero su poder era mayor. Los frumentarii podían hacer arrestos e investigar por orden del emperador cualquier asunto o persona. También realizaban asesinatos políticos secretos. Ellos eran los jefes de los agentes que arrestaban e interrogaban a los cristianos. Por ejemplo, el soldado que controlaba a San Pablo mientras estaba esperando juicio en Roma era un frumentarius.

Eusebio cuenta de un cristiano llamado Dionisio perseguido por un frumentarius, que lo buscó en todas partes menos en el sitio más evidente, su casa, ¿Milagro de Dios o estupidez frumentaria? En otro incidente, un frumentarius fue enviado a arrestar a San Cipriano, pero los cristianos también estaban bien organizados y descubrieron la orden de arresto antes de ser entregada. Cipriano consiguió escapar a tiempo.

Muchas fuentes citan otros casos donde aparecen "soldados sin uniforme" arrestando cristianos, pero no sabemos si en estos casos eran frumentarii. En Roma capital solían trabajar en colaboración con las cohortes urbanas, que actuaban en misiones policiales y puede que también secretas cuando lo hacían con los frumentarii.

Algunos utilizaron a los frumentarii para conseguir el trono, como Macrinus en el 217 d.C., que conspiró con ellos para cargarse al cabrito de Caracalla. Lo cierto es que la corrupción en este cuerpo era bastante grande, al menos en el siglo III, cuando se utilizaron principalmente como espías en tiempos muy agitados.

En esta época, en sus funciones de colectores de impuestos y perseguidores de la subversión se les llegó a comparar con un ejército de saqueadores. Entraban en los pueblos de forma ruidosa buscando criminales políticos, registraban las casas, ponían todo patas arriba y luego pedían sobornos a las autoridades locales. Unos caraduras.

El Bajo Imperio: Los agentes in rebus

Debido a las quejas, Diocleciano suprimió el cuerpo de frumentarii al llegar al poder. Dando paso a otra organización todavía más temible, los "agentes in rebus".

Así es como eran llamados en los textos que nos quedan. Es muy normal que en todos los estados con servicios secretos éstos tengan un nombre general y poco concreto que enmascare su verdadera función: Asuntos internos, los fondos reservados, etc... En el bajo Imperio, tan burocrático, había agentes estatales para fines muy concretos pero había otros que simplemente eran "para cosas" o estaban empleados "en asuntos" (in rebus). Vamos, que era mejor no decir a qué se dedicaban.

Los agentes in rebus del bajo imperio se convirtieron en un verdadero terror. Su número llegó a ser de 1200 y estaban introducidos en todas las administraciones. Se dedicaban más a amenazar y controlar a los funcionarios del emperador que a buscar información. Tenían mucho poder y libertad de maniobra. Dependían del "magister officiarum", que llegó a ser un verdadero ministro.

Eran de origen civil, normalmente gente escogida por sus pocos escrúpulos. A veces, para medrar o quedarse con ricas propiedades, inventaban falsas conspiraciones y pruebas contra sus dueños. Una verdada Gestapo que te podía arrestar y mandarte a morir como esclavo en las minas si les caías gordo. Por supuesto, eran bastante corruptos; el imperio les importaba un comino y se vendían al mejor postor. Pero de vez en cuando le descubrían una conspiración al emperador de turno. Un mal sustituto de los frumentarii, que tampoco eran unos santos.


Gnaeus Salix Galaicus

Con la ayuda de Astur, Lucentinus y Durmius


Notas lingüísticas:

La palabra espía en latín viene del verbo latino spicio, "mirar con detenimiento". También está en au-spicio, "mirar el vuelo de las aves". En español se ha conservado precisamente en auspicio, per-spec-tiva, retro-spec-tiva, espiar, in-spec-cionar, espec-táculo... La familia semántica es amplia.

Se puede pensar que "peregrini" es un calco del griego perì (alrededor) y agro (campo) más el sufijo -no de origen adjetival: "los que van y vienen por los campos" lo que derivaría semánticamente a "Viajeros". Es cierto, la preposición griega perì es la misma raíz que en latín per y agro es igual en las dos lenguas. Pero generalmente, y por deformación profesional, cuando se hace una reconstrucción nos vamos al estadio más primitivo que se pueda reconstruir. Hay una hipótesis que deriva también agro de ago que sigue significando "conducir", así pues agro sería el lugar donde se conduce al ganado > pasto. Recuérdese la palabra en español Acre <>frummentum>frumentum). En español tenemos "fructuoso e infructuoso", También Fruta < fructus (la gutural ensordece en contacto con la dental sorda: asimilación parcial regresiva en contacto del modo de sonoridad. ¿Verdad Davianus?).

Una última cuestión: "agentes", al igual que agenda, viene del verbo ago "conducir". Así pues los agentes, participio de presente como amantes son los que se encargan (los que se conducen) y agenda compuesto con el sufijo -nd que indica obligación "las cosas que deben ser hechas". Acordáos de Caton: "Delenda est Cartago"


Galaicus

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