Entre las principales razones que hicieron a Roma uno de los imperios más poderosos de toda la Historia, estaba el hecho de tener ideas muy avanzadas.
Los procedimientos romanos de reclutamiento (Primera actuación del médico militar: exámen exhaustivo del estado de salud de los aspirantes, incluyendo exploración de la agudeza visual), entrenamiento (con la presencia permanente de un médico en el campo de entrenamiento, por si alguien resultaba herido, o sufría alguna lesión) y medidas disciplinarias, que estaban muy avanzados, mantenían a sus tropas con el mejor entrenamiento y en la mejor forma física de su tiempo.
El servicio médico, las ideas de higiene y las dietas también estaban avanzadas. No solo contribuían a mantener a los soldados vivos, sino que también les ayudaban a producir los soldados más sanos y mejor alimentados que había visto el mundo en aquella época. Los soldados romanos también eran muy observados. Sus ideas sobre religión, matrimonio y vida familiar no estaban ausentes, pero rara vez les impedían luchar de la mejor manera posible.
Ha habido una considerable discusión sobre el status del medicus ordinarius en el ejército romano. Este término se ha encontrado en relación tanto con inscripciones legionarias, como asociado a unidades auxiliares. Los poseedores de esta denominación parecían ser siempre ciudadanos romanos, entre los 25 (Anicius Ingenuus es el más joven de los registrados) y los 85 años (Caius Papirius Aelianus, que murió en Lambaesis, Argelia).
Esta información sugiere que el término no indica vinculacion a ninguna unidad en particular, ni un status especial, ni una situación de prácticas. Generalmente, hay acuerdo, segun las conclusiones de Davis, en que un Medicus Ordinarius era un médico especializado, con el rango de centurión, aunque con responsabilidades exclusivamente médicas. Pese a su juventud, Anicius Ingenuus habría sido exhaustivamente preparado, aunque se desconoce si recibió su formación como aprendiz antes de alistarse en el ejército, o si lo preparó el propio ejército.
El Medicus Ordinarius (Oficial Jefe Médico) tenía un rango equivalente a centurión, y era el hombre a cargo de los capsarii (vendadores) en el hospital (Valetudinarium).
Segun Peddie, al menos en un ejemplo verificable, el número de hombres enfermos en todo el ejército estaba entre 300 y 500. Incluso empleando a gran número de sirvientes para cuidarlos, parecería que, al menos 10 ó 20 médicos habrían sido necesarios para ello.
Si se asignan 20, dos por cohorte, se puede suponer que cada dos de ellos llevaba una tienda, pero con 20 sirvientes como asistentes.
Los soldados heridos serían trasladados desde el campo de batalla sobre sus escudos, pero aquellos incapacitados para caminar por su propio pie tendrían una forma de transporte alternativo, bien para ir de un campamento a otro, o bien para ser llevados a algun campamento base más seguro. En cada caso, parece plausible que la legión dispusiera de algun tipo de ambulancias para este fin.
Como ambulancia, es presumible que se empleara un carrro ligero de dos ruedas por cada cohorte, conducida por algun asistente. Los diez asistentes restantes se ocuparían de los convoyes de mulas.
No hay duda de que el Ejército Romano tenía un Servicio Médico. En la Epoca Imperial, cada unidad, tanto de legionarios como de tropas auxiliares, tenía personal médico. Estaba el medicus ordinarius (con rango de centurión) y varios medici/paramédicos, que serían inmunes, sesquiplicarii o inclusive, duplicarii.
Estos médicos eran asistidos por los capsarii, que, como su nombre indica, se ocupaban de los botiquines conteniendo el instrumental, los vendajes y las medicaciones.
El servicio médico en su totalidad estaba a las órdenes directas del Praefectus Castrorum.
Había un hospital militar (Valetudinarium) en cada campamento permanente de la Legión. Es de destacar el de la base legionaria de Vetera Castra, cuyos parámetros de ingeniería sanitaria, comodidad e higiene no fueron alcanzados por los hospitales militares hasta muy avanzado el siglo XIX.
Ennia Durmia Gemina
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